Es una degustación de sensaciones interactiva. Durante una tarde, noche y madrugada pretendemos que se forme una comunidad de carácter ficticio, donde tanto los artistas como los asistentes se mimeticen entre sí en conjunto con el ambiente. La idea, es que el festival sea un espacio, donde exista una realidad paralela con sus propias características, reglas, donde el caos se encuentra con el orden armoniosamente.

La gente que participe en el festival, deberá entender la importancia de su presencia durante el transcurso del evento, su involucramiento con la cultura propuesta en la curación es vital para que el evento se sostenga de manera simétrica. INFINITO, esta constituido por dos momentos, el primero donde el orden es más pesado que el caos y el segundo donde el caos exige más atención que el orden, sin embargo la presencia de ambos se sostendrá continuamente de principio a fin.

El propósito de este proyecto es crear una relación interactiva entre los espectadores, los músicos y los artistas plásticos. De esta manera se innova la representación del arte hoy en día y se rompen ciertas de las reglas existentes sobre cómo se maneja la interpretación artística en el presente. Y es así como pretendemos romper esa delgada pero fuerte línea entre la realidad y la ficción.

La primera parte del festival, gira su atención hacía el arte palpable. Una plataforma para artistas veteranos y emergentes en la búsqueda de trasmitir sensaciones mediante su arte, sin que el discurso intelectual eclipsé la obra por si misma. Un recorrido sensorial entre diseño, fotografía, pintura y degustación culinaria.

Creemos firmemente en la idea de que las sensaciones en el paladar son imprescindibles para esta experiencia. Nos  acompaña el sabor de la Cervecería “Afromestizo”,  los chocolates artesanales de Xocoatl cocteles hechos a base de Mezcal Sibarita, carajillos, y té. Deleitándonos visualmente se encontrará la obra de Inés Alberico, elegante y abstracta, interactuando con los grabados de Rossana Cervantes, mientras que Alejandra Hughes nos abre una ventana al infinito a través de sus fotos, pero no les arruinaremos la sorpresa hablando de lo que solo puede ser observado. Todo esto estará ambientado por música experimental, sobre la cual estarán dialogando el lenguaje caótico y libre de Remi Álvarez junto con el virtuosismo y la impecabilidad de Alex Terrier.

La primera parte musical del festival propone ideas sonoras más instrumentales y de improvisación. La música será una constante que ocurrirá tanto en la primera como en la segunda parte del Festival. Ambas conectarán con los demás elementos del evento, re-creándose entre sí de manera colectiva. La idea es vincular al artista, al músico y al espectador para que se cree una obra en moción y fusión, inmediata y efímera. Creando un lazo permanente entre los participantes.

En la segunda parte del festival, cae el anochecer y junto a él, se asoma el caos disimulándose entre el orden. Se abre paso al espectáculo de música electrónica y visuales de Monairem. Continuando con Víctor Vallone, quién con la magia de sus dedos sobre las tornamesas, hará danzar hasta a los que “no bailan”. Y se cierra, a través de los profundos beats electrónicos que trae Daniel Almazán con su proyecto “Los Muertos”.

Al final de todo esto esperamos que los participantes hayan logrado entender como compartir su percepción sobre lo experimentado y es que es su reacción ante la representación de los músicos y los artistas lo que redefine al espectáculo de ser tan solo una puesta en escena, la cuarta pared se rompe y finalmente se crea una interacción real entre la audiencia y el intérprete. El festival es una obra de teatro, donde el inicio es tan esencial como el final y donde la presencia y actitud del espectador marcara los ritmos de las secuencias que se escribirán en cada momento. Todos somos INFINITO.