Todos vamos a morir. A pocos les gusta que se los recuerden. Menos aún que lo repitamos en redes sociales. Pero todos, todos, todos, vamos a terminarnos.

No pretendo hacer un argumento religioso porque eso no me concierne. Me interesan las personas, no los dioses. Por eso tengo ganas de hacer cine, porque a pesar de que me desgastan las interacciones sociales, me fascina su poder. Creo que el ser humano es una entidad sumamente compleja. Tal vez que si fuera yo más inteligente me resultaría simple, pero no me resulta simple porque no soy lo suficientemente inteligente o lo suficientemente cínico. A los suficientemente inteligentes no les entiendo, y a los cínicos no les encuentro el punto. Los cínicos son cínicos, según yo, porque le tienen miedo a la muerte y no quieren enfrentarlo.

De eso se trata Bosco. De entender que la muerte no es nuestra, ni orbita alrededor de nosotros. Nuestra muerte no es nuestra. Entender eso me hizo una mejor persona. Si bien me sigue aterrando, y en varios episodios de mi vida me ha llevado a serios ataques de pánico y angustia, saber que mi muerte no es mía me ha hecho una mejor persona, y por lo tanto un mejor amigo. No la mejor persona, ni cerca, pero mejor persona, sin duda.

Y quiero comunicarlo por muchas cosas. Primero, porque me encanta el cine. Segundo, porque como todo el mundo tengo cosas que decir, y decirlas me hace sentirlas, y sentirlas me hace enfrentarlas. Tercero, porque me divierto haciendo cine. De esos tres puntos entonces concluyo que nada mejor que sumergirme en mi mayor temor, enfrentarlo y salir divertido. Cuarto, porque la amistad es lo mejor que hay en el mundo.

Por eso vamos a hacer Bosco y por eso estoy tremendamente agradecido con todos los que van a formar parte (amigos los considero a todos). Los actores, primero, que son la vida, y que tendrán que empaparse en la angustia y terror que la historia demanda, cosa que es menos glamorosa de lo que parece. En segundo lugar al crew, que usará su tiempo, cuerpo y mente para convertir Bosco en algo suyo. Y en tercero pero no último lugar, al público que se deje, porque si Bosco nos queda bien, sentirán muchas de esas cosas que evitamos sentir todos los días.

A mí espero me sirva para entender y seguir entendiendo que mi muerte no es mía. No quiero olvidarlo.

Ahora la pregunta obligada para aquellos con espíritu de productores: ¿Por qué un western?

Un western porque es de los pocos géneros que enfrentan al hombre contra el estado de naturaleza. El western pone a sus personajes desamparados ante lo salvaje, en donde todo es amenaza de muerte, y en donde, como en la vida diaria pero más fuerte, es cuestión de tiempo. Se trata del hombre y sus reglas en un mundo donde esas reglas no valen nada; es un barco frente a un iceberg y permite explorar todo eso a lo que estoy expuesto y decido frecuentemente dar la espalda.

Finalmente, el western es aventura. Sin un poco de acción (un poquito), ¿qué sentido tiene sentarse dos horas a ver una pantalla?

Eso es Bosco, amigos hablando de cosas importantes, y entendiendo que si nos tomamos la muerte personal, estamos destinados a ser unos hijos de puta unos con otros.

Aquí pueden hacer esta peli realidad