Wilco firmó contrato con Reprise Records para producir un disco en el 2000, pero la disquera nunca estuvo de acuerdo con el sonido de las grabaciones. Después de casi un año de trabajo, Reprise decidió que Yankee Hotel Foxtrot no era un álbum suficientemente bueno como para lanzarlo bajo su nombre. Dejaron a Wilco sin disquera y con un disco grabado a medias.

Tweedy pasó los seis meses siguientes jugando con las canciones, desarmándolas y rearmándolas y finalmente terminó el disco como a él le parecía correcto. Desilusionado por Reprise, se puso a buscar una empresa más chica que le ayudara a distribuir el disco y se topo con Nonesuch Records. La gran ironía es que ambas, Nonesuch Records y Reprise Records, eran empresas de Warner Music.

¡Eso quiere decir que Warner pagó dos veces por un disco! Y quiere decir que Warner se la tragó, Tweedy tenía razón. Es uno de esos eventos históricos que hoy en día no podría darse. Evidencia de que la buena música flota, por encima de toda la cizaña de las disqueras, promotores y abogangsters.

Con una historia así, Tweedy se ha convertido en una de esas figuras confiables en la música de hoy. Honesto a la hora de componer y humilde a la hora de colaborar. Su gran virtud es que genuinamente le importa la música, y está tratando de darle el lugar que se merece.

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Joaquin Garcia