Hace unas semanas terminé de leer Casi el paraíso, una novela del escritor, guionista y periodista mexicano Luis Spota, que por alguna razón no ha tenido el reconocimiento que creo que merece. Desde que terminé de leer el libro no ha dejado de dar vueltas en mi cabeza y no porque la historia sea tan profunda que me haya cambiado la vida o porque transmita un gran mensaje. Simplemente me hace ruido por la forma que tiene de zarandear a la sociedad mexicana, para ser justos también a la europea y en parte a la norteamericana.

La obra se sitúa en los años cincuenta. Era económicamente un buen momento para México, las industrias estaban creciendo y la gente podía aspirar a niveles más altos de vida. Pero algunos indudablemente salían ganando; el poder de los políticos era intocable, eran seres todopoderosos que con mencionar su apellido o su relación con el presidente no se les negaba nada. La corrupción era cosa de todos los días y así se dedicaban a acrecentar sus fortunas.

Ugo Conti, el protagonista, es un italiano más bicho que humano, una persona de la peor clase pero de la que es imposible no enamorarse o por lo menos simpatizar. Spota nos lleva mediante una narrativa impecable a ser testigos de las aventuras del malnacido príncipe que no se toca el corazón antes de destrozar una vida con tal de conseguir lo que quiere. Conti junto a una pequeña legión de europeos que tienen la capacidad de camuflarse y caer bien en donde sea, utiliza sus poderes de seducción para conquistar y convertirse en lo que la gente necesita. Por casualidad llega a México donde encuentra a una ingenua familia de políticos nuevos ricos, sus nuevas víctimas. Los personajes de Spota son ficticios pero podríamos asegurar que existieron.

Spota logra hacer lo que pocos, nos presenta a un personaje absolutamente podrido pero nos enseña a quererlo, a estar con él en las buenas y en las malas. En cambio, nos pone contra esa clase política que exhibe en su totalidad, que siempre ha sido mostrada como poderosa e intocable. El autor enseña su lado débil, son indefensos, idiotas e ignorantes, porque sólo tienen dinero, mucho dinero para protegerse cuando lo único que importa son las apariencias. Es su arma y no dudan en disparar cada vez que es necesario, convirtiéndose en un blanco fácil de cualquiera, Ugo lo sabe y se presenta como un príncipe italiano encantador que va a destruirlos, en un momento en el que lo mejor que le podía pasar a un mexicano era ser europeo.

En cada segundo el autor nos señala que una catástrofe está cerca. Lo más interesante es avanzar en la historia, acompañando la tensión que como una liga no deja de estirarse,  y estar a la espera del momento en el que todo colisione y termine con una hermosa explosión que deja a los lectores y sobre todo a los personajes suspendidos y rebasados.

No pienso arruinar el final, pero en tan sólo un párrafo, Spota nos hace conscientes de que somos unos tontos.

En un arranque casi animal el lector saborea el sufrimiento lento que atraviesan los personajes. Es muy disfrutable ver como se dejan caer en manos de un estafador con los ojos cerrados y ser testigo de cómo van dejando todo lo que les importa, es casi morboso, o completamente morboso, pero es un placer saber que están obteniendo lo que se merecen.

Después de días de tener el libro en la cabeza, me di cuenta de lo que pasaba, no se trata de escribir esto contra nadie, ni de politizar más de lo necesario. Pero al digerir la novela todo se fue aclarando, se disfruta tanto ver la caída de esa sociedad, de una parte en especial porque hasta esta época seguimos siendo de cierta forma sus víctimas. Fue cien por ciento una proyección de ese hartazgo que poco a poco se va acumulando con cada noticia. Son las tranzas y abusos que cometen esos y que además aceptan con cinismo sabiendo que nadie va a tocarles un pelo. Porque por más desinteresados que estemos en política y esos asuntos es imposible mostrarse indiferente ante las cosas que hacen y que de una u otra forma nos afectan.

Casi el Paraíso es un desahogo en el que el autor fue capaz de tramar una pequeña venganza contra esa clase que tanto daño ha hecho, lástima que eso sólo en el papel.

-

Pía Gómez Escalante