La muerte es algo que tarde o temprano nos concierne a todos, no sólo porque nos vamos a morir, si no por la angustia terrible que provoca saberlo. Nos han enseñado que es algo íntimo, un sufrimiento que debemos vivir por separado y en privado, sin incomodar a terceros.

Harold y Maude es una película que hace todo lo contrario, convierte la muerte en un tema escandaloso y fársico que constantemente raya en lo absurdo, desde la secuencia inicial en la que somos testigos de un joven ahorcándose y de su elegante madre que sin sorprenderse ni perder el estilo le pregunta si piensa que es chistoso. Una sutil risa del moribundo nos deja saber que si, es gracioso.

Con un cuerpo alargado y la piel pálida, Harold, nos recuerda a algunos de los personajes góticos del expresionismo Alemán, con sólo verlo sabemos que es un ser oscuro y en ocasiones ni siquiera podemos distinguir si está vivo o muerto. Vive obsesionado con la muerte y la convierte en su estandarte, poco le importan los problemas que pueda generar a su madre y a quien se le ponga enfrente. Hace de todo para entender la finitud: finge varios suicidios, se presenta a entierros y funerales de personas con las que nunca tuvo nada que ver, alguien así es forzosamente un excluido social, lo que hace que sea un personaje todavía más enigmático.

Por otro lado, está Maude una anciana que ha rebasado los límites del bien y el mal y ahora se dedica sencillamente, a vivir.  La muerte ya no la atormenta, ha aprendido a aceptarla e incluso le da la bienvenida. Éste personaje es una mezcla de inmadurez y mujer sabia, que por unos segundos nos deja ver que tuvo un pasado triste, y al encontrarse con Harold forman una excéntrica pareja.

Es paradójico que Harold encuentre a la única persona que lo satisface por completo en alguien que no hace el menor esfuerzo por entenderlo y que goza del día a día como él nunca podrá hacerlo, tal vez, esa es la clave, en vez de entenderlo lo acepta.

La magia de la película es que logra tratar un tema así de profundo y convertirlo en una comedia irreverente que va desde las preguntas más trascendentes hasta lo absurdo en un mismo diálogo, sin perder de vista la esencia de los personajes. Muy seguido se confunde la comedia con ligereza, pero al contrario, cuando se logra abordar un tema de tal importancia a través de éste género es porque el autor ha hecho una reflexión aguda y ha digerido el tema al grado que puede quitarle la solemnidad a la que ha estado sometida durante años sin dejar de tocar fibras sensibles y hacer pensar al público.

Harold y Maude, no necesita justificar la personalidad de sus personajes con largas explicaciones sobre su pasado, pues sabe que es fácil que todos nos sintamos identificados con la muerte. Es una historia  que viaja desde lo más oscuro del ser hasta la comedia romántica, y sin ser el objetivo, nos enseña que, después de todo morir no es tan grave.

Después de verla por primera vez, no queda duda de porque se ha convertido en una película de culto, quedan ganas de seguir viéndola para explorar nuevas capas y significados.

Como un buen extra, cabe mencionar que las canciones son de Cat Stevens, que además, compuso dos temas inéditos para la película.

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Pia Gómez Escalante