Una buena tarde escuchen Mala, último álbum de Devendra Banhart.

Escuchen… Deténganse si es necesario, canten o tarareen de vez en cuando. Intenten desmenuzar cada uno de los elementos que lo componen: música, historias, ritmos, cadencias, sonidos, improvisaciones y sonsonetes; déjense llevar de forma casual, casi intuitiva, por su nuevo sonido que -desde “Golden Girls” hasta “Taurobolium”-, nos envuelve una vez más en uno de sus encantadores relatos.

Devendra Banhart, regresa de nuevo siendo ese niño que percibe la vida cotidiana, el día a día, como alienante -demasiado racional, maduro, artificial, tecnológico, etc.- y busca su propia voz idealizando el mundo en el que vive, sólo que esta vez retoma lo insólito cotidiano desde otras coordenadas.

En Mala se percibe una actitud de cambio cuya necesidad de actualizarse siempre lo lleva a lugares inesperados, donde sutilmente mezcla y retoma todo tipo de música. Curiosamente, en la quinta canción del álbum: “Mi Negrita”, retoma los sonidos de los tríos mexicanos clásicos de los años 50, generando una experiencia nueva cuya familiaridad recuerdas con añoranza.

Desde sus primeros álbumes: Oh Me, Oh My!, Rejoicing in the Hands y The Golden Apples Of The Sun, la música de Devendra se ha caracterizado por la mezcla de géneros que va desde el folk acústico, blues, funk, soul, rock psicodélico, tropicália, metal, hip hop, free jazz, opera, country, entre otros muchos; este extraño surtido musical provoca una sensación de entusiasmo y empatía en quien lo escucha, porque siempre hay algo que te refleja, eso con lo que uno siempre se puede identificar.

Con los mismos “tres” acordes que dan forma a su música -aquellos que ha usado toda la vida-, ha logrado cambiar la atmósfera de sus canciones sólo con acompañarlas de sonidos diferentes acordes al entorno contemporáneo. Esto es resultado de un trabajo muy particular, lleno de significado, donde constantemente busca renovarse adentrándose en un cosmos musical en el cual el pasado empuja, de tal forma que los límites entre géneros se rompen para crear algo único.

devendra

 Se trata de un activista de la cultura… Alguien que determinadamente influye en su desarrollo sin estar sujeto a las reglas previamente establecidas. Su música es inclasificable. Como diría Devendra  “I don’t see it as a scene that’s based on folk at all… We listen to all kinds of music…We kind of just call it family (music).”

Este disco refleja una vez más al niño que siempre ha caracterizado a Devendra, enfrentándose al inevitable proceso de envejecer. De una forma nostálgica, casi melancólica, empalma distintas temporalidades con la inalterable consigna que canta en Mala: “Ha pasado el tiempo. Hay que aceptarlo”.

El sonido ligero, intuitivo, casi como algo sin importancia, te hace olvidar el obsesivo proceso de producción que hay detrás, lo que seria más cercano a la realidad y te lleva a ese mundo imaginario, ilimitado y acogedor desde donde Devendra genera inagotables sensaciones.

Una buena tarde escuchen Mala

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Luis Gil