Publicada en el año de 1964, La Tumba de José Agustín fue considerada la primera novela de la corriente “contracultural” literaria La Onda, integrada por otros cuantos, como Gustavo Sainz y Parménides García, quienes pretendían una ruptura con la literatura tradicional, haciendo uso de un lenguaje irreverente y supuestamente coloquial, y tomando como modelo principal a los beatniks norteamericanos.

La trama de la novela es simple: un confundido joven Gabriel Guía, en sus 16 o 17 años, estudiante, partícipe de un club literario, trasgresor de la autoridad, conquistador de mujeres, amante de las drogas, el sexo y el rock & roll, un cínico, que no le encuentra sentido a su vida, y que a través de la trama va cavando su propia tumba.

En Internet, los comentarios que abundan en torno a la obra son de la siguiente índole, cito textualmente: “La Tumba te dejará un buen mensaje”; o peor aun, “Sin duda es Gabriel Guía el alter ego no solo del autor, sino de muchos jóvenes mexicanos”; y sí, la novela responde, en todo sentido, al cliché bien merecido del cual es víctima. No solo la trama es poco novedosa, sus personajes sumamente planos y predecibles, y el uso del lenguaje muy poco ingenioso (juegos de palabras ingenuos como “Sr. Obesodioso”, o “Sr. Noimpotasunombre”); sino que esta obra de José Agustín, escrita cuando el autor tenía 20 años (¿Quién lo hubiera dicho?) resulta totalmente inconsistente con los supuestos valores estéticos de la corriente a la cual pertenece; La Tumba no es trasgresora, ni en su contenido, ni en su forma; de hecho, el contenido es bastante moralino (y por algo el predilecto de los maestros de secundarias y preparatorias mexicanas). Parece que José Agustín viola su propio código en la novela, y (como el alacrán que se pica con su propia cola), termina por ser, en sus propias palabras “un existencialista-guadalupano”, ¿Qué diría Jack Kerouac?

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María Saucedo